lunes, 27 de marzo de 2017

Lo que el tiempo se llevó





A mas tardar, en el año 2010, cuando comenzó en serio la deriva por la independencia de Cataluña, el gobierno español tuvo la oportunidad de cambiar el destino del país y evitar la cada vez mas probable segregación de Cataluña del resto del estado.

Hubo algunos tímidos intentos, casi como si fuera una broma de mal gusto, cuando el PSOE, con Rubalcaba hablaban de una tercera vía, un estado federal. Esta opción nunca fue, ni bien explicada, ni bien entendida por nadie, a pesar de haber sido sin duda una excelente opción para salvar, hasta nuevo aviso la "integridad nacional". Los estados federales son bastantes y parecen funcionar razonablemente bien. (Ver Alemania como ejemplo).

Habría sido asimismo interesante que el gobierno español se mojara un poco más para entender que pasa en Cataluña. Las primeras voces, primero tímidas y después cada vez más contundentes buscando la Independencia, debían ser aviso más que suficiente para buscar soluciones al "problema catalán".   Entiendase de una vez que la mayoría de ciudadanos de Cataluña no busca la independencia porque sí, sino la solución al expolio, al menosprecio, al ninguneo y falta de representación por parte del Estado Español, en su justa medida en el exterior.

Cuando apareció la exigencia de un referéndum vinculante para que la sociedad catalana pudiera decidir su futuro, dentro o fuera de España, el Gobierno tuvo la oportunidad de oro, para fomentar dicho referéndum, máxima expresión de la democracia y por ende muy por encima de cualquier ley y cualquier tribunal, por muy constitucional que fuera, pues el referéndum es la expresión de la voluntad de un pueblo y sirve, por descontado para la aprobación de leyes y constituir tribunales. Al revés, un tribunal o una ley no puede impedir de manera alguna la expresión democrática=del pueblo.

El gobierno español habría (sí, en subjuntivo) podido encauzar todas las virtudes reales o imaginarias, prometiendo el oro y el moro acerca de los beneficios de estar dentro del seno de la gran España, del Euro, de la UE, y con un gran reconocimiento y espaldarazo a la única y rica cultura y sociedad catalana, utilizando todos los medios audiovisuales que están a su alcance (o sea todos los rotativos y televisiones públicas nacionales), para convencer, quizás hasta con éxito, a la sociedad catalana para que votara en contra de la escisción de ésta comunidad del Estado español.

Imaginen las medallas que se pondrían los actuales líderes, si al final, triunfa la "sensatez", el órden, la ley, el sentido común.... bla bla bla...

Ocurre que el referéndum no está pensado (únicamente) para los independentistas, sino que va dirigido a TODA la población de Cataluña. - Es pues un conducto ideal para conocer realmente el proyecto de País, visto desde el gobierno de la Generalitat, obedeciendo el mandato popular y el gobierno español.

Es el gobierno español que desdeña entrar en ésta partida, quizás únicamente porque cree saber que tiene todas las de perder.  La solución de evitar, impedir, prohibir el referéndum, definitivamente sólo llevará a incrementar el número de simpatizantes por la independencia, polarizará a la opinión pública y llevará a Cataluña a un nuevo destino y de paso a España a unos derroteros no imaginables por ahora.

S'ha acabat el bróquil.

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