jueves, 28 de junio de 2018

El emperador frustrado



El emperador frustrado

Vamos a ver. Tengo sangre azul, toda mi estirpe (salvo excepciones) ha sido siempre noble y de rancio abolengo. Mi imperio, si bien actualmente mermado, ha llegado hasta los confines del planeta y me considero merecedor por gracia divina, (y no sólo, pero también), de toda consideración y pleitesía. 

No entiendo porque algunos, (que seguramente serán pocos), de mis vasallos en un rincón de mi reino no me aprecian, me  repudian y, si pudieran, me echarían.

Ya les hice saber mi enfado por ser tan díscolos. No se puede simplemente romper una unidad eterna e inamovible (de lo que queda) de mi Reino, sobre todo si es ilegal!.

Ahora estoy en una grata recepción en un lugar perdido en los pre-pirineos catalanes, bueno, ahí, en territorio comanche y no veo nada que me pudiera inquietar.

 Hay un nutrido grupo de unas 30 personas, envueltos en banderas españolas, como se corresponde con la ocasión y cantando el “que viva España”. Gracias, queridos súbditos, en mis predios remotos. Estaré reconfortado con vuestro apoyo.

O, podría ser que no me entero de toda la película ¿?????????

Será  que tengo que hacer, como aquel rey de no sé dónde, que se disfrazó de lacayo para conocer la situación real de la población, los súbditos, los vasallos y demás parias pululando por ahí?.

O soy tan imbécil que no solamente no me entero de la realidad de lo que ocurre a mi alrededor, pues al igual que al último emperador de China, le fueron vendados los ojos ante el sufrimiento de su pueblo, sino que pienso que puedo simplemente ignorar los hechos, disimular y esperar que no me pase como a algunos de mis congéneres (Luis XVI, o Nicolás II) ?.

Quizás un campo de re-educación (aquí lo llaman adoctrinamiento) en algún lugar remoto y desértico ayudaría a reconducir mi conducta.

Bon Apetít a Can Roca!

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