Estoy confinado en mi bunker (está bien pues... en mi jaula de oro..) desde hace mucho tiempo, al menos eso me parece. Sólo me llegan los informes del frente, incontrastables, muchas veces trolas increibles, manipulaciones grotéscas.., a través de la prensa manipuladora controlada por oscuros intereses inconfesables a parte de los medios sociales más o menos tendenciosos. Poco a poco me hundo entre la desesperación y la resignación.
El mundo se acaba, no sé si, porque los titanes del poder económico (China-USA) se libran una guerra bacteriológica, (- bueno - virológica) que acabe de una vez con la supremacía de uno de los contrincantes, importando un pepino la población del planeta, o simplemente porque la naturaleza ha decidido realizar un mínimo ajuste a los desmanes del peor virus que asola el planeta, o sea, nosotros.
Prueba palpable de ésta última posibilidad radica en que despues de los múltiples avisos apocalípticos recibidos, incendios devastadores en Australia, plagas gigantescas de langostas en Africa, ciclones y huracanes, inundaciones devastadoras, incremento antes impensable de temperaturas, etc., el coronavirus es sólo uno más de los jinetes del apocalipsis que se manifiesta, no sólo apartando a todos aquellos que ya no viviríamos, esquivando la selección natural, sino tambien dejandonos admirar una atmósfera límpida, el silencio en el que sólo se oye la suave caricia de la brisa, el concierto de los pájaros, el aroma de la primavera, en lugar del humo de escapes de vehículos y el picor en la naríz por la cercana indústria química, ver saltar una ardilla entre los árboles...(también, por cierto, los jabalíes invadiendo las autopistas..). todo, devolviendonos un momento a tiempos remotos ya olvidados, cuando aún éramos inocentes de nosotros mismos.
Quizas, sea lo último que veamos, y si nó, ojalá al menos nos podamos re-encontrar en un mundo un poco más sensato con nuestros recursos finitos y más consciente del valor de nuestra especie - más allá de los parámetros de producción y rendimiento económico.
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