lunes, 14 de febrero de 2011

Cronos




Las gotas calientes impactan en mi cuerpo... así comencé un artículo "el otro día" que resulta que, buscando en este blog, era de Junio del 2010 (!).

Pues he vuelto a divagar bajo la ducha... lo recomiendo a todos aquellos que quieran dejar correr libremente su intelecto (y el agua) por un rato, y así de paso relajar el cuerpo y la mente.

Esta vez se me ocurrió que, tomando en cuenta que sólo somos capaces de existir dentro de ésta dimensión del tiempo, y que yo pensaba que sólo podríamos vivir el presente, pues ocurre que eso, para mí ahora, solo es verdadero en cuanto a nuestra percepción de las ondas (energía), es en el momento que éstas impactan nuestros sentidos que son reales. No así necesariamente la materia. Cuantas veces no hemos oido (las ondas sonoras de) un avión y poco despues aparece físicamente, o sea que tendremos a la vista un objeto futuro que se materializa mas tarde que la onda sonora. (fácil, pues el sonido se desplaza a mayor velocidad que el avión de turno y se "adelanta" al objeto haciendolo "futurible". De igual manera, contemplamos a menudo la estela que deja dicho avión. La estela forma parte del pasado en el avión, pues ya anteriormente las turbinas habían producido los remolinos de aire condensado, vamos que son historia. Sin embargo nosotros contemplamos a la vez, el presente del avión sobrevolandonos, así como su estela desvaneciendose en el tiempo pasado...
Se puede aplicar éste ejemplo tambien a un cometa o a una estrella, sin duda sacaremos conclusiones interesantes y quizas, el hecho de que las ondas de energía "adelantan" la materia, ésto nos servirá (o quizas ya nos sirve ?) para calcular con exactitud el tiempo en el que en un futuro un objeto se haga "presente" literalmente.

En otro órden de cosas, pero dentro del análisis del tiempo están nuestros órganos sensoriales y nuestro procesador de información (el cerebro). Que poco dura una sensación grata y como se eterniza una percepción negativa - mientras ocurre -. Despues, o sea cuando la estela que queda en el pasado de nuestra memoria, reduce todos los tiempos a fragmentos rígidos como diapositivas que palidecen, claro, con el tiempo.

Finalmente se me ocurre que nuestra percepción del tiempo se acorta dramáticamente cuando dormimos, o sea que nuestro cerebro "desconecta" la mayoría de las percepciones, entre ellas precisamente la del tiempo. Envejecemos igual, pero no nos enteramos. De tal manera, cuando nuestro cerebro deje de funcionar, el tiempo tambien deja de existir en nuestra entidad, por lo que no cabe esperar ningún despues. El tiempo será igual a cero o a infinito. Estaremos colgados del infinito sin ir a ninguna parte, ni infierno ni cielo ni otros sitios paradisiacos o infernales (todos sujetos al tiempo que ya no existe para nosotros). De éste hecho tampoco se escapa el "alma", pues ésta, de caracter implícitamente infinita, por tanto intemporal, nos devuelve a la creación, al universo de nuestro origen, en forma de moléculas y átomos, que si bien entran de nuevo en el circuito temporal, dejan de ser una unidad agrupada, valga la redundancia, temporal.

Queda el consuelo de la memoria ancestral genética, que se proyecta en el tiempo, debidamente modificada y reorganizada, hacia un posible futuro, a través de nuestros descendientes.

Se me acabó el tiempo....por hoy !.

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