Marcas blancas - nueva estrategia para la destrucción de empleo

Dicen que, mas grande mejor. Ocurre sin embargo, que los grandes se comen a los pequeños, que acaban desapareciendo.
La economía del mercado capitalista, incluye entre sus pérfidos mecanismos, la concentración empresarial, muy socorrida en éstos tiempos con el fin de "racionalizar" y optimizar recursos. (Idealmente tendremos en pocos siglos, un sólo gobierno mundial controlado por "La Empresa" y la humanidad entera estará contenida dentro de una enorme pirámide de consumo, como esclavos últimos del capital).
Los contados grandes hipermercados que hay, ahora han decidido potenciar sus marcas blancas, o sea "su" propia marca, en detrimento de la constelación de variopintos pequeños y medianos fabricantes y distribuidores.
El cliente es el beneficiario de ésta estrategia, dicen los medios de comunicación. No obstante, todas las PYMES que hasta ahora suministraban y participaban en la cadena logística a los hipermercados pierden cuota de mercado y tendrán que abrir sus correspondientes expedientes de regulación de empleo produciendo una nueva catástrofe social al lanzar a muchos miles de trabajadores fuera de los circuitos de consumo.
Los cada vez menos clientes con capacidad de compra que queden para comprar en el hipermercado, si bien tendrán un coste algo inferior, tambien tendrán menos surtido, y pronto llegará el día en que el precio de las "marcas blancas" sea simplemente, el que ponga el distribuidor, pues al no existir ya la competencia tendremos que vivir "con lo que hay".
La famosa crisis se solventa considerablemente si, los que aún estamos dentro del mercado productivo, contribuimos a la sociedad, comprando y diversificando lo mas posible nuestras adquisiciones,al margen de las marcas blancas. Ayudaremos al resto de todos los demas pequeños y medianos productores, con sus trabajadores, que conforman la gran mayoría de individuos en peligro de entrar en el círculo de la recesión a sobrevivir, al quedar de otra forma, en las listas del INEM.
Consumamos pues, sin miedo y con inteligencia. No guardemos el dinero bajo el colchon y seamos solidarios con todos aquellos que aún conservan su puesto de trabajo. El consumo inteligente es tambien un buen remedio contra la crisis.